La memoria es la capacidad mental
de los individuos en donde se registran, conservan y evocan las experiencias
(ideas, imágenes, acontecimientos, sentimientos, etc.) Existiendo varios tipos
de memoria según su duración, el contenido o la utilización. [1]
Siendo así la memoria nos define,
conserva y almacena para poder mantenernos en el tiempo y seguir avanzando; sin
perjuicio de olvidar procesos evolutivos e involutivos. Con tal capacidad,
podemos avanzar en forma creciente y evitar condiciones que harán retroceder la
prosperidad.
En el mundo de hoy, la
inteligencia es la clave para sobrevivir y avanzar. La inteligencia humana se
ha traspasado a las máquinas y éstas logran tener una capacidad, única, para
realizar actividades.
Las máquinas de hoy operan, en su
mayoría, con software. Programaciones varias les dan la capacidad de acciones,
movimientos, procesos y correcciones. De esta forma realizan las tareas para
las que fueron diseñadas.
Tanto la inteligencia y las
programaciones necesitan de memoria. Sin ella las máquinas no podrán realizar
sus operaciones y, por consiguiente, no avanzarían en la automatización que hoy
se ha logrado.
Así, el humano ha logrado
traspasar una de sus grandes capacidades a sus creaciones y, con gran orgullo,
se ha podido evidenciar que: la memoria es necesaria para avanzar, corregir y
sortear el siempre buscado y anhelado mejoramiento de la existencia.
Podría escribirles de la
Inteligencia de los Negocios (BI)[2]
el cual se basa en el manejo de todos los datos disponibles, en un periodo dado
de análisis. También me podría referir a los Algoritmos[3]
los cuales son instrucciones repetitivas, ordenadas y definidas. Sin embargo,
no me extenderé más allá, salvo para señalar que: con estos dos elementos la
memoria queda totalmente validada para ser tratada como un elemento primordial
que define la identidad y no logra impedir una definición de nosotros. Por el
contrario, es la base con la cual podemos fundar nuestras interpretaciones del
presente y proponernos rumbos certeros para un futuro incierto.
Nuestra identidad o lo que
queramos ser, se ha de fundar en un muy buen almacén de información que nos
pueda dar instrucciones válidas para mejorar, desarrollarnos y optar por
quienes queremos ser sin estar expuestos al fracaso, por desconocer algunos
datos y no proceder con convicción.
Isadora Francisca Tolosa Quijada
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